Napoleón Bonaparte
Por Dr. Gonzague Espinosa-Dassonneville
(Souvenir Napoleónien)

Napoleón: el hombre
Napoleón Bonaparte es la figura más conocida de la historia de Francia en el mundo. También es uno de los tres personajes favoritos de los franceses, junto con el general Charles de Gaulle y el rey Luis XIV, tanto por su época como por su destino, pero también porque conocen, al menos intuitivamente, su obra y lo que le deben.
Napoleón gobernó Francia durante 15 años (desde 1799 hasta 1815). Se le conoce como un gran conquistador, pero también como un gran reformador.

De Córcega a la Revolución
Napoleón nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio, en la isla de Córcega. Es el segundo hijo de Charles Bonaparte y de Letizia Ramolino. Su padre era abogado, de la pequeña nobleza corsa pero sin fortuna. Este último quería que su hijo recibiera la mejor educación posible, preparándolo para la profesión de las armas. Estudió en dos reales academias militares y se graduó como teniente de artillería en 1785. Napoleón no era solo un militar. También adquirió muchos conocimientos durante sus estudios. Era un hombre de “las Luces”, un gran lector de Rousseau, Voltaire, de la enciclopedia de Diderot. Pero también leía libros de economía, derecho y ciencias militares.
Era un hombre completo que supo aprovechar la Revolución Francesa para iniciar su carrera. Formó parte de esa generación que cumplió 20 años cuando empezó la Revolución, revolución, de la que era partidario a pesar de sus orígenes aristocráticos, porque le abría unas perspectivas profesionales que, de otro modo, habrían sido inimaginables para un joven teniente de una región apenas francesa. Muchos como él aprovecharon la emigración de los oficiales de la nobleza para ascender en la jerarquía del Ejército.
Capitán antes de recuperar del puerto de Tolón a los ingleses en diciembre de 1793, se convirtió en general de brigada y luego, en general de división.

En 1796, se le dio el mando de las fuerzas francesas encargadas de invadir Italia. Obtuvo algunas victorias brillantes (Lodi, Castiglione, Arcole, Rivoli), victorias que no sólo llevaron el norte de Italia a Francia, sino que también ayudaron a terminar la Primera Guerra de Coalición contra Francia. A continuación, dirigió el ejército de Oriente y conquistó Egipto (1798-1799). Si la expedición militar es un fracaso, deja un legado científico y cultural duradero porque contribuyó a la fundación de la egiptología.
Durante estas campañas, no sólo obtuvo algunas victorias, sino que también administró regiones de los dos países implicados. Cabe recordar que ha prohibido el uso de la tortura (en Egipto en particular) y, más tarde, ha llevado a la abolición de los castigos corporales en los ejércitos europeos.
De hecho, cuando regresó a Francia en octubre de 1799, se presentó ante los que preparaban el golpe de Estado del 18 Brumario (es decir el 9 de noviembre) como el hombre adecuado para aquel trabajo: un soldado, pero también un político.
Al final, fue él quien realmente tomó el poder y creó el régimen del Consulado (desde 1799 hasta 1804), régimen del que fue Primer Cónsul de la República francesa, título que recuerda el cargo homónimo de la antigua Roma.
El Político
Bonaparte estableció en Francia una forma de despotismo ilustrado enmascarado por una fachada de ideales democráticos. Era menos hijo de la revolución que heredero de las “Luces”. No toleraba el caos, el desorden y los cambios socioeconómicos radicales que la Revolución francesa había tendido a provocar.
Obra civil
Este era el proyecto que el gobierno de Napoleón asumirá y completará en un tiempo “récord”. El primer cónsul lo dijo en uno de sus discursos: «nuestro país se compone hoy en día de granos de arena, para reunir estos granos de arena, debemos arrojar sobre el suelo de Francia algunas masas de granito»
El conquistador
Durante 15 años, Napoleón tiene que luchar contra varias coaliciones europeas. Hasta 1807, fueron guerras esencialmente defensivas. El Imperio Francés es el heredero de la Revolución Francesa y, como tal, la Europa monárquica está en guerra contra él. Corresponde a una época en la que el ejército de Napoleón obtuvo muchas victorias: Marengo (1800), Austerlitz (1805), Iéna (1806), Friedland (1807), Wagram (1809).

El Político
Prefería las tradiciones asociadas al racionalismo y a una fuerte autoridad política, así como la tolerancia y la igualdad ante la ley. Se esforzó por construir un Estado francés fuerte dando al pueblo lo que creía que necesitaba, sin plantearse nunca adherirse a la democracia republicana ni abandonar la soberanía a la voluntad del pueblo.
Cuando Napoleón llegó al poder, encontró a Francia muy desorganizada por la «Revolución» que había suprimido muchas de las instituciones del Antiguo Régimen, que había creado otras nuevas, que había pensado en poner en marcha muchos proyectos, pero que no los había llevado a cabo. Napoleón quería estabilizar las instituciones políticas en torno a una idea principal: el «Ejecutivo» debía ser fuerte.

Obra civil
Estas «masas de granito» son las grandes instituciones creadas bajo el Consulado y el Imperio, muchas de las cuales siguen existiendo hoy en día:
Su obra civil más importante es sin duda el Código Civil o Código Napoleón: En 1799, se preocupó por regular los derechos de los ciudadanos.
Puso en marcha un gran proyecto jurídico en el que trabajaron los más eminentes juristas durante tres años.
Este Código no es la simple reunión de los artículos de la ley en un solo libro, sino una obra construida y coherente.
Organiza las relaciones entre el Estado y los ciudadanos, y entre los ciudadanos entre sí. Incorpora los principios de la revolución de 1789, según los cuales los derechos de los ciudadanos solo pueden limitarse en aras del interés general.
Bonaparte quería un texto sencillo y práctico que pudiera ser entendido por el mayor número posible de personas.
Sitúa al individuo en el centro de la sociedad y organiza las relaciones entre los ciudadanos en todos los actos de su vida.
El Código proclama la igualdad civil y ante la ley. Esto no significa que sea igualitaria, sino que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos, independientemente de su riqueza o posición en la escala social.
La libertad de contratación, siempre que se ajuste a la ley, es otro de los pilares del Código.
También se encuentra la «aconfesionalidad del Estado», primer paso hacia el laicismo: el estado civil es competencia de los municipios y ya no de las parroquias, el matrimonio civil prevalece sobre el religioso, el divorcio está autorizado.
Por último, el código consagra el derecho absoluto a la propiedad.
Escribir y aprobar un código civil en tan poco tiempo, algo que no habían conseguido ni los reyes ni la revolución, fue una hazaña debida a la determinación de Napoleón de triunfar y al genio de los grandes juristas que le ayudaron.
Aunque el Código Civil ha sufrido importantes modificaciones desde entonces y se ha adaptado a las necesidades de la época, sigue aplicándose hoy en día en muchos países (porque fue importado durante las guerras napoleónicas) o ha inspirado otros códigos: Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Italia, Rumanía, Portugal, España, Egipto, Haití, Japón y África francófona.

Hay otras masas de granito como:
- el Consejo de Estado: su papel en la elaboración de la legislación y en el equilibrio de poderes pone fin a la arbitrariedad. Hoy, asesora siempre al gobierno.
- los prefectos (creados en 1800) dirigen las administraciones del Estado y los departamentos
- el Tribunal de Cuentas (creada en 1807 y responsable del control de los ingresos y gastos públicos)
- la Orden de la Legión de honor (creada en 1802) sigue recompensando (normalmente) los méritos sobresalientes de los ciudadanos, civiles y militares.
- los liceos (« lycées » en francés), instituciones educativas públicas creadas en 1802, para formar la élite de la nación. Ahora corresponden al bachillerato español. En el mismo año se crea el “baccalauréat” (el «bachillerato general») que constituye el prerrequisito para poder ingresar en una universidad.
- También puede decirse que, bajo su reinado, el trabajo en las Academias, las Universidades y las sociedades científicas revitalizó claramente los campos del saber.
- En otro ámbito, la firma del Concordato (francés en 1801 e italiano en 1803) con el Papa permitió redefinir la relación entre el poder religioso y el civil.
- En 1808, Napoleón solucionó el estatus de los judíos abogando por una política de asimilación después de que la Revolución los hubiera emancipado convirtiéndolos en ciudadanos franceses. Así, los judíos del Imperio francés eran los únicos judíos de Europa que gozaban de libertad de culto, estatus y rabinos reconocidos por el Estado.
Como vemos, la mayoría de las reformas que consolidaron los logros de la revolución se hicieron bajo el Consulado. Después, Napoleón no tendría tiempo, ya que estaría a menudo en guerra.

El conquistador
Pero en 1807, Napoleón derrotó a todos sus oponentes. Firmó la paz de Tilsit con el zar Alejandro. A partir de entonces, Napoleón fue responsable de los siguientes conflictos:
- la guerra de Independencia española en la que Napoleón se enfrenta a una población que no quiere saber nada de la dominación francesa y de su hermano José. Guerra que dura 5 años en la que pierde a sus mejores soldados.
- la invasión de Rusia en 1812 que termina muy mal ya que su ejército es casi destruido.
De hecho, Napoleón continuó la política exterior de Francia. Desde hace varios siglos, Francia quería asegurar su preponderancia en el continente europeo. Este sueño nació con Francisco I en el siglo XVI y fue continuado por Luis XIV. Con la Revolución Francesa, los franceses aspiraban a defender los logros de la Revolución contra la amenaza de las monarquías europeas.
Pero a medida que la guerra se extendía, los ejércitos contagiaban sus efectos a los estados vecinos. Con la llegada al poder de Napoleón, los objetivos de la guerra volvieron a ser los mismos que bajo el Antiguo Régimen: la expansión territorial y la hegemonía continental. Napoleón pensó que podía hacer realidad este sueño. Su poderío militar le permitió en un momento dado convertir a Francia en el Estado más importante del continente, que reorganizó en torno a su imperio. Obviamente, los demás estados europeos no estaban de acuerdo con esta visión de la organización de Europa: Austria, Rusia, Prusia y, sobre todo, la potencia que no quería la preponderancia francesa en el continente: Gran Bretaña, reino con el que Francia mantenía una lucha a muerte desde finales del siglo XVII.
Al esforzarse por establecer la hegemonía francesa, Napoleón fue indirectamente responsable de la independencia de América del Sur tras las abdicaciones forzadas de Bayona, pero también de la recomposición política de Oriente Medio, de la afirmación de las ambiciones imperialistas de Gran Bretaña y contribuyó al ascenso del poderío estadounidense. Así pues, Napoleón es el heredero de una vieja política exterior francesa, de un viejo sueño francés de dominar el continente, pero además intentó completarla, creando un inmenso imperio que conformaba 134 departamentos (con Holanda, Alemania, Luxemburgo, Bélgica, Italia, Cataluña). Es sin duda su deseo de este imperio sobredimensionado lo que provocó su caída.
Repercusión
Las guerras napoleónicas hicieron surgir la importancia de la identidad nacional en el contexto posrevolucionario, desafiando el principio de legitimidad dinástica y territorial. En efecto, para derrotar a Francia, las monarquías europeas se vieron obligadas a seguir la senda de las reformas y a adoptar elementos del legado revolucionario, como el aumento de la centralización administrativa, las reformas militares y la transformación de los súbditos reales en ciudadanos, despertando así en ellos el sentido de sus derechos y desviando al mismo tiempo su energía y patriotismo para derrotar a un enemigo exterior. En resumen, tuvieron que recurrir a las ideas francesas contra Francia, como hicieron, por ejemplo, Prusia tras su gran derrota de Iéna.
La creación de la Confederación del Rin por parte de Napoleón tuvo un efecto duradero en Alemania. Sin saberlo, puso la primera piedra de la futura Alemania unificada. En España, el postulado de la nación se basó principalmente en el levantamiento contra Napoleón. Asimismo, el estatus de Bayona en 1808 tuvo un efecto indirecto en la constitución de 1812, obligando a la Junta Suprema de Sevilla, por ejemplo, a asociar a los diputados americanos al gobierno de la monarquía, como había hecho Napoleón por primera vez.
Al contrario, Polonia es el único país que le rinde homenaje en su himno nacional por haber devuelto su país a la nación polaca: «Gloria a Bonaparte, porque nos has mostrado el camino«. Así, Napoleón afirmó claramente el papel de la nación en Europa durante los siguientes 150 años, pero no fue responsable de los excesos nacionalistas que siguieron.
Conclusión
Finalmente, a lo largo de su vida, Napoleón asombró a sus contemporáneos, y siguió fascinando incluso más allá de la muerte. Sus cualidades eran tan sorprendentes como sus defectos. Hasta el final, fue un conquistador implacable y un destacado jefe de Estado, pero también un animal político de sangre fría.
Como él mismo dijo: «Mi ambición era grande, lo reconozco, pero de naturaleza fría».
